miércoles, 18 de junio de 2014

Marisco callejero: El Jarocho de las Lomas

Es curioso como el viernes nos afecta a los seres humanos que conformamos los engranajes de la cadena de producción. Parece que te hayas tomado un quaalude rollo "The Wolf of Wall Street". Todo es felicidad, no importa si el día está nublado, si ha perdido tu equipo o si te ha dejado tu novia... Siguiendo con ese buen rollismo los viernes los dedico a comer fuera de la oficina y buscar nuevas alternativas a pesar que la zona está bastante explotada.

El último viernes nos reunimos unos cuantos amigos y nos dirigimos en comandita hacia el Jarocho de Las Lomas, un puesto callejeros de marisco y pescado que parece ser valía la pena. Desechando cualquier sentido común que aconsejaría no comer pescado en un puesto callejero... una vez llegados a este punto... no seré yo el que me achante ante un reto culinario.


De esta forma, siguiendo la calle Prado Sur y alejándonos de Reforma llegamos al puesto situado tras una gasera en la esquina de Avenida Virreyes con Prado Sur en la colonia Interlomas donde se situa El Jarocho de las Lomas. Mis miedos en seguida se esfumaron puesto que el pequeño puestito estaba rodeado de más de 20 personas y con una amplia fila de gente formada para conseguir su comida. Y es que estomago popular en Méxicoes un fiable indicador.

Sin duda la espera y el camino mereció la pena. La oferta se compone de tostas, empanadas, filetes, quesadillas - todos por 12 pesos- y cócteles (chico 50 y grande 70 pesos). Las combinaciones son variadas, jaiba, camarón, pulpo... Muy bien la tosta de ceviche, sabrosa y muy fresca. No tan bien el "filete" una tira de pescado rebozado o capeado, demasiado grasiento para mi gusto aunque hace las delicias del personal, conociendo las otras opciones yo suelo apostar por tostas y coctel.


Sin embargo la estrella de la jornada fueron los cocteles de marisco que estaban realmente buenos. Punto justo de limon, salado, toque picante, la salsa de tomate o catsup de la cual me declaro enemigo acérrimo no tenía el punto de dulzor tan acentudado que tiene en otros lados. En definitiva, un buen coctel aunque sigo sin ser amigo del ese dulzor de la salsa de tomate que oculta los sabores del marisco. Pero... "donde fueres, haz lo que vieres"



La elaboración del coctel suponía todo un espectáculo, en el puesto tienen unos botes de cristal previamente preparados y con la proteina (pulpo, cazón o camarón, según quieras combinar). De esta forma, cuando lo pides solo tienen que rematarlo con limón, salsa, tomate y sal. El coctel grande llega repleto de ingredientes y aquí no se escatima para nada en camarón o pulpo, trozos muy generosos.

El primer día que llegué a México y me comí mis primeros tacos callejeros en Coyocán me dí cuenta de la importancia y la omnipresencia de la comida callejera, sin embargo, casi dos años después todavía me sigo sorprendiendo por el mimo y el sazón que puedes encontrar en estos pequeños puestos callejeros.



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